Carta del Mayordomo y vídeo del Jueves Santo

Cofradía Sacramental Eucarística de la Sagrada Cena y
Nuestra Señora del Sagrario

Queridos hermanos,
            “Porque mis planes no son vuestros planes, vuestros caminos no son mis caminos” (Is. 55,8). Con estas palabras del profeta Isaías quiero dirigirme a vosotros en este Jueves Santo de 2020 tan atípico para todos. En otras circunstancias estas mismas palabras os las estaría dirigiendo en el templo de Santiago, momentos antes de nuestra salida procesional, donde las idas y venidas se cruzarían con el orden de los tramos de la procesión y la formación de los turnos de carga, donde los niños en su alegre algarabía estarían recibiendo las instrucciones de sus cuidadores junto a las personas que portan las insignias y que se estarían ciñendo los cinturones para poder hacerlo más cómodamente. Los acólitos, terminándose de preparar y disponer todo para el cortejo, conversaciones entre aquellas personas que vienen para acompañarnos de otras cofradías y del propio Ayuntamiento… es decir, un ambiente completamente diferente al que estamos viviendo en nuestros días; un ambiente donde los nervios, la ilusión y las ganas de salir a la calle lo dominarían y conquistarían todo.
            Este año tendremos que vivir nuestro Jueves Santo desde el recogimiento de nuestras casas. Dios lo ha querido y así tiene que ser, pero no por eso dejamos de vivir la Semana Santa. La Pasión, Muerte y Resurrección de Nuestro Señor se va a celebrar igualmente y como tal os invito a que desde la intimidad de vuestros hogares así lo hagáis porque lo central del cristiano en estos días no son las procesiones, sino el motivo por el cual se celebran. De la mano de Nuestra Señora del Sagrario, caminemos hacia el Calvario y vivamos la Semana Santa.
            Este hecho también nos puede llevar a reflexionar sobre el verdadero valor de las cosas y de las circunstancias ahora que no las tenemos o no las podemos experimentar. Es un año en el cual se nos ha privado de contemplar la salida siempre difícil y milimétrica del Paso de la Sagrada Cena en la que se nos detiene la respiración cuando los hermanos de carga lo subís a vuestros hombros. Nos faltará contemplar con ilusión y ternura la espera impaciente de nuestros jóvenes por sacar su Paso del Triunfo de la Eucaristía demostrando su valentía y desafiando al peso y el cansancio. No podremos disfrutar de cómo cruzan nuestros Pasos la Plaza Mayor a los sones triunfales de las bandas de música que nos acompañan. Esa subida de la calle Pintores en la que el sonido de la horquilla desgarra con cada golpe el latido de nuestro corazón. Del saludo siempre alegre a nuestra querida Cofradía de los Ramos en San Juan cuando el Paso de Nuestra Señora se mece con ese característico caminar que le dais sus hijas, nuestras hermanas de carga, y os acercáis hasta la puerta donde piadosamente le rezamos “vuelve a nosotros esos tus ojos misericordiosos”, mientras la emoción de los asistentes rompen en aplausos y plegarias a la Señora. Del murmullo expectante del público que se agolpa en las calles de San Pedro y Donoso Cortés para contemplar el paso de nuestra cofradía en la luminosa mañana del Jueves Santo, de cómo llena las calles en las que a diario las domina el deber y las prisas o el desgaste de los zapatos de los que por un motivo u otro recorren estas históricas rúas. Nos faltará vivir uno de los actos centrales de nuestra procesión como es el popular “encuentro” de los tres pasos en la Plaza de Santiago momentos antes de la entrada en el templo, donde la emoción de nuestros hermanos de carga desafían y obvian la fatiga y el cansancio por las horas en las que han portado sobre sus hombros el peso de la penitencia y el fervor de su fe mientras el pueblo canta a los sones de la Saeta e irrumpe emocionado con agradecidos aplausos.
            Estoy seguro que conforme habéis ido recordando los diferentes momentos de la Procesión habéis esbozado una sonrisa por tan gratos recuerdos que os han venido a la mente y al corazón. Alegría que se torna en tristeza y melancolía porque este año desgraciadamente no los podremos vivir de nuevo. Pero yo os animo a que no desesperéis porque al año que viene, si Dios quiere, estaremos puntuales a nuestra cita, un nuevo Jueves Santo a las once en punto de la mañana, soleada jornada en la que nos encontraremos para sacar con orgullo y fervor los Pasos de nuestra Cofradía y así Cáceres contemple en una eterna fracción del pan en madera cómo el Señor instituye la Eucaristía para quedarse para siempre entre nosotros y poder ser nuestro alimento y fortaleza en tantos momentos de debilidad. Os invito a que nuestra actitud sea como la del Ángel eucarístico que portan los más benjamines y siempre estemos como él, mostrando a Jesús a cuantos se encuentran con nosotros en lo cotidiano del día a día, no ocultando nuestra fe católica y dando siempre fiel testimonio de Aquél que da verdadero sentido a nuestra vida. Y por supuesto, nunca nos olvidemos de Ella, de Nuestra Señora del Sagrario, nuestra Madre. Creo que con esta palabra se define todo lo que podemos decir de María: ¡Nuestra Madre! Que jamás dejéis de acudir a Ella, ya sea en vuestras oraciones o en alguna visita a Santiago para rezar ante su bendita Imagen. Os aseguro que quien así procede, nunca perderá la fortaleza.
            Queridos hermanos de la Cofradía, somos creyentes, somos cristianos y somos cofrades de la Sagrada Cena, ¿qué más podemos pedir? Sinceramente creo que nada porque lo tenemos TODO. Aunque no podamos procesionar este año por las calles de nuestra ciudad, la vida de la Hermandad continúa y os animo a que participéis de ella activamente en la medida que podáis. Hagamos que sea Cuaresma y Jueves Santo todo el año y vivamos con intensidad nuestra condición de cristianos cofrades. Acompañemos, carguemos, mostremos a nuestros Sagrados Titulares pero no sólo un día, sino que nuestra actitud de Jueves Santo sea un estilo de vida porque siempre están con nosotros. Nunca nos olvidemos de Ellos.
            Por último, me gustaría encomendar el alma de los difuntos que han fallecido a causa del terrible COVID-19, pero también la de tantos y tantos difuntos por diversas causas. Que el Señor los reciba en la mesa celestial. Pidamos al Señor de la Eucaristía, por intercesión de Nuestra Señora del Sagrario y San Judas Tadeo, por todas aquellas personas que están trabajando, dando lo mejor de sí mismas para que no nos falte de nada. Que el Señor en estos momentos tan duros les dé el ánimo y la fuerza que necesitan para continuar con su imprescindible labor. Desde aquí agradecerles con sinceridad de corazón toda su entrega y dedicación. Por último pidamos para que las consecuencias de esta crisis las podamos superar pronto y que entre todos salgamos de esta situación. Que el Espíritu Santo nos guíe e ilumine para que ante todo prevalezca el bien común de las personas. Estemos atentos, no solo en estos días sino también durante la etapa que se nos avecina una vez que se levante el estado de alarma, de aquellas personas que puedan necesitar de nuestra ayuda. Estemos solícitos para ser el prójimo de los que nos necesitan.
Como les decía San Pablo a los romanos en su epístola: “Que la esperanza os tenga alegres; manteneos firmes en la tribulación, sed asiduos en la oración” (Rom. 12,12). Pidamos por intercesión de Nuestra Señora del Sagrario para que el Señor de la Eucaristía nos dé la fuerza de la Fe y la certeza de la Esperanza para que después de este Calvario, vivamos gozosos la Resurrección. Hermanos, Cristo vive, ¡Feliz Pascua de Resurrección y este año más que nunca, vivámosla desde nuestro interior!
Recibid un fraternal abrazo.

Ricardo Fernández Hernández
Mayordomo de la Cofradía

Cáceres, 9 de abril de 2020




Además, a partir de las 11:00 horas puedes seguir la retransmisión en directo de la procesión que ofrece TuSemanaSanta.com con los comentarios de Ricardo Fernández, Mayordomo de la Cofradía y N/H. Elena Moreno.

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